En estos talleres los pequeños descubren, gracias a su propia capacidad de reproducir lo que han visto o lo que imaginan, distintas realidades que pueden asemejarse a las de su cotidianidad o bien explorar mundos de magia y fantasía. Además de la creatividad, el teatro desarrolla en los niños otros rasgos como la empatía, la confianza, la autoestima o el trabajo en grupo.